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    Consejos sobre la pérdida de apetito para los niños

    La pérdida de apetito no es sentir hambre o tener un deseo de comer. Su hijo puede experimentar una pérdida o disminución del apetito en momentos de crecimiento más lento o por una variedad de otras razones. La mayoría de las veces, una pérdida ocasional de apetito no es nada de qué preocuparse. Si su hijo parece estar perdiendo peso o hablando de querer ser más delgado, busque atención médica para su hijo. Estos pueden ser signos de una enfermedad física o anorexia, una afección que a menudo requiere tratamiento físico y asesoramiento para resolverla. Los padres pueden probar varios métodos para ayudar a su hijo a recuperar el apetito..

    Un grupo de niños abre el apetito jugando en el parque. (Imagen: a.collectionRF / amana images / Getty Images)

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    Las razones de la pérdida de apetito de su hijo pueden variar, pero preguntarle qué quiere comer (asegurándose de que incluya algunas opciones saludables en su lista) y alentarlo a que lo ayude a preparar comidas y refrigerios puede ayudarlo a sentir que tiene más ganas de comer. Según el Hospital Great Ormand Street del Reino Unido. Los niños pequeños en el grupo de niños pequeños pueden no comer mucho si se distraen durante las comidas, pero incluso los niños a esta edad pueden despertar el interés en la cocina y es probable que coman más si hacen su comida o merienda "por sí mismos".

    Pedirle información a su hijo mayor puede ser beneficioso si no se da cuenta de que no está comiendo porque, por ejemplo, no le gustan las frutas o vegetales en particular que sirve habitualmente. Discutir los requisitos nutricionales de su hijo y mirar las tablas para determinar formas alternativas de obtener ciertas vitaminas puede devolverle la chispa a su hijo a la hora de la comida.

    Programar un chequeo

    El tratamiento para una disminución del apetito puede significar tratar una enfermedad subyacente que está causando que su hijo no se preocupe por comer. Great Ormand Street Hospital dice que una variedad de enfermedades, desde la depresión hasta la mononucleosis, los parásitos intestinales o la anemia, son todas las causas posibles de la falta de apetito o fatiga excesiva que le quitan el deseo de comer. Las pruebas de sangre y un examen físico pueden diagnosticar muchas afecciones médicas que pueden provocar una disminución del apetito. Las conversaciones francas entre su hijo y su proveedor de atención médica sobre su estado mental pueden ayudarlo a encontrar las opciones de tratamiento adecuadas para la depresión, lo que puede llevar a un aumento del apetito a tiempo..

    Ajustar los horarios de comidas

    De acuerdo con la Coalición Nacional para la Supervivencia del Cáncer, servir a su hijo varias comidas pequeñas similares a bocadillos durante el día puede ayudar a aumentar el apetito. La quimioterapia y otros tratamientos para el cáncer pueden hacer que su hijo se sienta con náuseas y no pueda comer. Eliminar las tres comidas grandes tradicionales cada día podría ayudar a su hijo a comer un poco más. Las comidas más pequeñas son más ligeras para el estómago, y se elimina parte de la presión de comer. Este enfoque puede ser útil para los niños que experimentan una pérdida de apetito por otras razones además del cáncer.

    Fomentar la actividad física

    Anime a su hijo a salir y jugar, con la esperanza de que el aire fresco y la actividad física estimulen su apetito. La Coalición Nacional para la Supervivencia del Cáncer dice que mantenerse activo puede ayudar a un niño enfermo a recuperar su deseo de comer. Su hijo no tiene que jugar un partido de fútbol completo o correr un maratón para experimentar la correlación entre el ejercicio y el apetito, y si sufre de una condición médica específica, su fuerza puede ser limitada. Las caminatas y el ejercicio ligero pueden ser suficientes para inspirarlo a comer un poco más durante su próxima comida.

    Ajustar los medicamentos

    La pérdida de apetito puede ser un efecto secundario de los medicamentos para el TDAH, según la revista ADDitude. Las drogas estimulantes que se usan para controlar los síntomas también envían señales al cerebro de su hijo, diciéndole que está lleno y que no necesita comer. La mayoría de las veces, una disminución del apetito es un problema menor y no interfiere con el mantenimiento de un peso saludable, pero en algunos casos, los síntomas pueden ser más graves. Los padres que sospechan que los problemas de apetito de su hijo están relacionados con sus medicamentos deben consultar con el médico de su hijo. Ajustar los medicamentos a una dosis más baja, bajo la supervisión de un médico, puede tratar la pérdida de apetito y aún manejar conductas consistentes con el TDAH.