¿Puede la deficiencia de calcio dañar al bebé durante el embarazo?
El calcio es un mineral que es necesario para el crecimiento y desarrollo del feto durante el embarazo. Las bajas cantidades de calcio materno pueden dar lugar a complicaciones en el embarazo y el desarrollo del feto. Si bien la Junta de Alimentos y Nutrición del Instituto de Medicina no recomienda la necesidad de más calcio durante el embarazo, es esencial que las mujeres embarazadas se aseguren de que cumplan con sus requisitos diarios completos. Hable con su médico sobre las pruebas y la posible necesidad de suplementos si cree que tiene deficiencia de calcio.
Calcio
El calcio es uno de los minerales más importantes para el cuerpo humano. Es necesario para el crecimiento óseo y el mantenimiento de huesos sanos. También desempeña un papel en la coagulación de la sangre, el envío de señales nerviosas, las contracciones musculares, la liberación de hormonas y la regulación de los latidos del corazón. El calcio se puede encontrar en una variedad de fuentes dietéticas, que incluyen leche y productos lácteos, vegetales de hojas verdes como brócoli, col rizada, espinacas y coles, salmón, almendras, semillas de girasol y frijoles secos. Cuando está embarazada, el calcio en su cuerpo alimenta al feto en desarrollo, lo que ayuda al desarrollo del hueso fetal. Si sus niveles de calcio son bajos, no hay suficiente para alimentar a su feto..
Ingesta recomendada
Según la Junta de Alimentos y Nutrición del Instituto de Medicina, la cantidad diaria recomendada de calcio para las mujeres entre las edades de 19 y 50 años es de 1.000 miligramos. Este número no cambia para las mujeres embarazadas o que amamantan, pero se vuelve aún más importante en estos momentos para asegurarse de que está obteniendo sus 1,000 miligramos completos. Si tiene varios fetos, como gemelos o trillizos, deberá aumentar sus niveles de calcio para asegurarse de que tenga suficiente calcio en su cuerpo para abastecer a sus fetos. Consulte con su médico la cantidad de suplemento adecuada. La deficiencia de calcio es común en los Estados Unidos y, de acuerdo con el Diet Channel, se estima que entre el 44 y el 87 por ciento de los estadounidenses no ingieren suficiente calcio, lo que significa que los fetos en desarrollo probablemente no obtengan suficiente calcio para un desarrollo óptimo.
Calcio y Embarazo
Un estudio de 2007 publicado en la revista "Therapeutische Umschau" analizó la necesidad de suplementos de calcio durante el embarazo. Según el informe, el cuerpo de una mujer embarazada proporciona entre 50 y 330 miligramos de calcio al feto para apoyar el desarrollo del esqueleto. El estudio señala que la mayoría de las mujeres que siguen una dieta occidental solo consumen alrededor de 800 miligramos de calcio, lo que no llega a la cantidad recomendada. El estudio cree que es necesario que las mujeres con una ingesta baja de calcio en la dieta tomen suplementos de calcio durante el embarazo para asegurarse de que están recibiendo la dosis recomendada de 1.000 miligramos. Un estudio de 2010 publicado en "The Journal of Nutrition" encontró que la suplementación con calcio también reduce el riesgo de preeclampsia, una condición en la cual la madre experimenta presión arterial alta y proteínas en la orina y debe entregar al bebé antes de tiempo.
El calcio y el feto
Según un estudio de 2010 publicado en "The Journal of Nutrition", la deficiencia materna de calcio puede desempeñar un papel en el desarrollo cardiovascular en el feto y aumentar el riesgo de hipertensión en el recién nacido. Este estudio también relacionó la deficiencia materna de calcio con el riesgo de un aumento del porcentaje de grasa corporal, niveles elevados de triglicéridos y resistencia a la insulina en los niños. Un estudio de 2004 publicado en "The Journal of Nutrition" mostró que el nivel de calcio materno afectaba la densidad mineral ósea del feto y el recién nacido. Las madres con bajos niveles de calcio recibieron suplementos de calcio o placebos; los bebés de las madres que recibieron el suplemento de calcio tenían una composición mineral ósea significativamente mayor que los de las madres que recibieron placebos.