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    ¿Por qué no deberíamos tener máquinas de soda en la escuela?

    Cuando los niños están lejos de los ojos vigilantes de sus padres, pueden sentirse tentados a tomar refrescos en lugar de leche o agua. Las bebidas azucaradas, incluidas las sodas, están relacionadas con una mala nutrición, el aumento de peso y problemas de salud tanto en niños como en adultos. Algunos refrescos también contienen cafeína, y la Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics) desaconseja la ingesta de cafeína para niños y adolescentes debido a sus posibles efectos secundarios. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades establecen que las escuelas deben desempeñar un papel fundamental en el apoyo a una alimentación saludable, incluida la eliminación de las máquinas de refrescos de las cafeterías escolares y otras salas donde los niños pueden acceder a ellas..

    Un estudiante compra un refresco de una máquina expendedora en la escuela. (Imagen: Vstock LLC / VStock / Getty Images)

    Embalaje en las libras

    Uno de cada tres niños en los Estados Unidos pesa más que el peso saludable recomendado para su edad y altura. Este aumento en las bebidas azucaradas, como los refrescos, es en parte culpable del problema de la obesidad, según la Escuela de Salud Pública de Harvard. Una soda de 20 onzas contiene de 15 a 18 cucharaditas de azúcar y 240 calorías. Estas calorías no sacian a su hijo, por lo que consumirá la misma cantidad de comida que si no bebiera el refresco. Esto contribuye al aumento de peso. Con el tiempo, los niños corren un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, problemas de los huesos y las articulaciones, apnea del sueño y baja autoestima.

    Comportamiento fuera de control

    Los niños que beben refrescos tienen una mayor tendencia a la agresión, la depresión y los problemas de conducta. Los adolescentes eran más propensos a actuar violentamente con la familia y los amigos, y portar un arma si bebían más de cinco latas de refresco a la semana, según un estudio publicado en 2011 en "Prevención de lesiones". De hecho, mientras más refrescos bebían los niños de 5 años, más probabilidades tenían de destruir las pertenencias de otros, pelearse y actuar agresivamente, según un estudio publicado en 2012 en el "Journal of Pediatrics".

    Nutrición pobre

    Si su hijo está tomando refrescos en lugar de leche, está perdiendo nutrientes valiosos. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Infantil, los niños de 9 a 18 años, especialmente las niñas, no reciben los 1,300 miligramos de calcio recomendados al día. La masa ósea depende de suficiente calcio en las primeras etapas de la vida. Sin suficiente calcio, su hijo puede desarrollar osteoporosis en la edad adulta, una enfermedad caracterizada por huesos frágiles y fáciles de romper. Beber mucha soda también se asocia con una baja ingesta de magnesio, vitaminas A y C y riboflavina. Las vitaminas A y C son necesarias para tener una piel, huesos y dientes saludables. Los niños requieren riboflavina para un crecimiento adecuado y magnesio para mantener los órganos, huesos y dientes saludables.

    El niño cafeinado

    Los refrescos que contienen cafeína pueden ser particularmente molestos para su hijo. Su hijo pesa menos que un adulto y todavía está creciendo y desarrollándose, lo que significa que siente los efectos de la cafeína más que usted. Las pequeñas cantidades de cafeína en los niños pueden provocar sentimientos de nerviosismo, malestar estomacal, problemas para dormir y dolores de cabeza. Todos estos síntomas dificultan que su hijo se concentre y le vaya bien en la escuela. La cafeína también exacerba los problemas del corazón, así como algunos problemas de comportamiento y del sistema nervioso, según KidsHealth.