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    Seis signos de intolerancia al ejercicio

    La intolerancia al ejercicio es un síntoma común entre quienes padecen enfermedades cardíacas, mitocondriales o trastornos metabólicos. En tales casos, la conversión normal de alimentos u oxígeno en energía se interrumpe, dejando al paciente sin un suministro adecuado. Los grados de intolerancia al ejercicio pueden variar: pueden manifestarse después de los esfuerzos más leves o requieren un esfuerzo más sostenido para ser reconocidos. Asimismo, puede afectar al paciente durante el ejercicio o más tarde. Aprender a identificar sus signos es esencial..

    Fatiga

    Incluso para el ejercicio físico, el ejercicio vigoroso grava los órganos y los músculos del sistema respiratorio. Cuando se alcanza el agotamiento, el esfuerzo continuo puede provocar dificultad para respirar y mareos. Estas sensaciones indican que el oxígeno ya no se procesa de manera eficiente y se requiere reposo. En el caso de un individuo con intolerancia al ejercicio, el umbral de agotamiento puede aparecer a los pocos minutos de comenzar la actividad física. Peor aún, la fatiga puede ser inducida por actividades aparentemente inocuas como comer o escribir.

    Calambres musculares

    Los calambres musculares les suceden a los atletas de élite, ¿por qué deberían señalar la intolerancia al ejercicio? La diferencia radica en la cantidad de esfuerzo necesario para producir los calambres y la duración de su presencia. Un paciente, suponiendo un estiramiento adecuado, puede soportar solo unos minutos de entrenamiento antes de experimentar dolor y rigidez, que pueden durar varios días. Alternativamente, el dolor puede desarrollarse en el ejercicio horas intolerantes más tarde, tal vez cuando duerme..

    Frecuencia cardíaca insuficiente

    Los investigadores metabólicos citan la incompetencia cronotrópica como un signo de intolerancia al ejercicio en algunos pacientes. Este fenómeno ocurre cuando la frecuencia cardíaca no alcanza el nivel necesario para satisfacer las necesidades metabólicas de una mayor actividad. Aunque muchos factores afectan la frecuencia cardíaca, como el peso, la edad y la historia, por ejemplo, la incapacidad para alcanzar la velocidad que sería normal para un perfil dado es un posible indicador de intolerancia al ejercicio.

    Depresión

    El aumento de la actividad puede producir malestar mental y emocional en quienes padecen intolerancia al ejercicio. Insidiosamente, la depresión puede robarles más energía, creando un círculo vicioso. Enfrentar las limitaciones físicamente debilitantes tiene un efecto negativo en la psique, manifestándose en ansiedad, desaliento, desorientación e irritabilidad. En conjunto con otros síntomas, la depresión es una característica común de la intolerancia al ejercicio..

    Cambio de presión arterial

    Los cambios marcados en la presión arterial pueden ocurrir en personas con intolerancia al ejercicio. Ponerse de pie y cruzar la habitación a veces es todo lo que se necesita. La revista "Hypertension Reseach" publicó un estudio de 2007 que muestra una correlación entre la respuesta hipertensiva y la intolerancia al ejercicio. Después de seis minutos de ejercicio, aquellos con intolerancia tuvieron saltos más altos en la presión arterial que el grupo de control..

    Cianosis

    La decoloración de las extremidades y la cara, que aparece como una palidez azulada, puede indicar sangre anormalmente oxigenada. Este es un signo muy visible de intolerancia al ejercicio, pero también un serio llamado a la intervención. Los enfermos deben buscar atención médica en caso de una interrupción grave del flujo sanguíneo.