Dolor de cerveza y estómago
Tomar unas cuantas cervezas con amigos puede parecer inofensivo, a menos que esto cause dolor de estómago y malestar. Si bien a la mayoría de las personas no les molesta el consumo moderado, la cerveza tiene el potencial de irritar su estómago o quizás desencadenar o empeorar una condición preexistente. Mantener la cerveza con moderación es la mejor estrategia para evitar este malestar, pero si este dolor ocurre con frecuencia, es hora de visitar a su médico para asegurarse de que el problema no sea grave..
(Imagen: m-gucci / iStock / Getty Images)Gastritis o úlcera péptica
La gastritis, una inflamación e irritación del revestimiento del estómago, causa síntomas que incluyen dolor abdominal, náuseas y vómitos. La gastritis reactiva es un daño en el revestimiento del estómago comúnmente causado por sustancias químicas como las drogas o el exceso de alcohol. Las úlceras estomacales o pépticas también pueden causar dolor de estómago. Una úlcera péptica es una úlcera abierta en el revestimiento del estómago, generalmente causada por una infección con una bacteria llamada Helicobacter pylori, o por el uso excesivo de aspirina u otros medicamentos antiinflamatorios no esteroideos. Si bien una úlcera péptica no es causada por el alcohol, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, incluida la cerveza, puede interferir con la curación de la úlcera o empeorar el daño estomacal existente.
Reflujo ácido
El reflujo ácido o la acidez estomacal ocurren cuando parte del contenido ácido del estómago se escapa hacia el esófago y daña su revestimiento, lo que produce una sensación de ardor y dolor. Si bien el dolor suele estar centrado detrás del esternón, podría percibirse como dolor de estómago. La cerveza y otras bebidas alcohólicas tienen el potencial de agravar el reflujo ácido. La carbonatación de la cerveza puede causar hinchazón y eructos, lo que hace que sea más probable que el ácido del estómago se desplace hacia el esófago, causando irritación y dolor. El alcohol, así como el ácido maleico y succínico que se encuentra en la cerveza, aumentan la secreción de ácidos en el estómago, según un estudio publicado en marzo de 1999 en "The Journal of Clinical Investigation", y esto también puede agravar el reflujo ácido. Además, el exceso de alcohol ralentiza el vaciado del estómago, lo que hace más probable la regurgitación del contenido del estómago.
Enfermedad hepática o pancreatitis
Si experimenta dolor abdominal relacionado con el consumo de cerveza u otras bebidas alcohólicas, este dolor podría ser una indicación de daño a otros órganos abdominales que no sean el estómago. El consumo excesivo de alcohol daña el hígado, el órgano encargado de desintoxicar el alcohol de su cuerpo. Uno de los primeros síntomas de la enfermedad hepática relacionada con el alcohol es el dolor abdominal. El páncreas es otro órgano que puede ser dañado por beber en exceso. Este órgano produce enzimas digestivas y también insulina, que regula los niveles de glucosa en la sangre. El consumo excesivo de alcohol crónico o el consumo excesivo de alcohol agudo puede causar pancreatitis, una inflamación del páncreas potencialmente mortal, con síntomas que incluyen dolor abdominal, náuseas, vómitos y fiebre.
Advertencias
Si la cerveza le causa dolor abdominal leve o ocasional, lo mejor es reducir su consumo. Si incluso pequeñas cantidades lo molestan, evite la cerveza o hable con su médico sobre estrategias para contrarrestar el malestar. Los medicamentos que bloquean el ácido o los medicamentos contra los gases pueden ayudar, y su médico puede tener consejos adicionales para reducir sus síntomas. Sin embargo, si su dolor es intenso o se presenta con regularidad, consulte a su médico para una evaluación completa. El consumo excesivo de alcohol puede llevar a consecuencias médicas graves, como enfermedad hepática, pancreatitis y ciertas formas de cáncer. Busque atención médica de urgencia si experimenta dolor abdominal intenso, vómitos o diarrea intensos, dificultad para tragar o pérdida de peso inesperada y significativa..
Revisado por: Kay Peck, MPH, RD